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Con apoyo de INTA Argentina e instituciones de América Latina y el Caribe, más de 6.000 pequeños apicultores argentinos, dominicanos y costarricenses transformaron tecnologías y producción para ofrecer miel de alta calidad biológica y nutricional.

Desde 2016, una alianza liderada por el ICTA y apuntalada por la gestión innovadora de ATESCATEL promueve la producción y venta de semillas de cultivos biofortificados en el corredor seco guatemalteco. Su impacto alcanza a más de 5.000.000 personas.

Una comunidad de 65 familias minifundistas en condiciones de pobreza e inseguridad alimentaria en el Chaco argentino se unieron a organizaciones públicas y privadas para fortalecerse social, económica y nutricionalmente.

Desde 2004, la Fundación Valles fomenta la producción sostenible de maní y orégano, dos cultivos tradicionales que pueden contribuir a reducir la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria de miles de bolivianos en áreas rurales.

En el Noroeste Argentino, el cultivo de la quinua fue abandonado después de la conquista española. Hasta hace 15 años se pensaba que no había materiales nativos de quinua en la Argentina. Un proyecto de investigadores locales probó lo contrario.

En un escenario de condiciones socioeconómicas precarias agravadas por las fluctuaciones climáticas, la Fundación Ecohabitats impulsó huertas agroecológicas en comunidades rurales afectadas por inseguridad alimentaria en Colombia.

Con la activa participación de mujeres que implementaron cambios en la dieta de sus hogares, se fomentó el cultivo de granos andinos ancestrales, enriquecidos en proteínas y micronutrientes, entre comunidades indígenas y mestizas de Ecuador.

Una iniciativa que al principio buscó simplemente aumentar la productividad y el atractivo visual del camote terminó transformándose en un proyecto de biofortificación del cultivo como estrategia para mejorar la nutrición del sur de Brasil.

Liderada por el ICTA y apoyada por HarvestPlus, la Plataforma multisectorial BioFORT coordina investigación, desarrollo y promoción de cultivos biofortificados para la nutrición de Guatemala, una nación con altos índices de hambre oculta.

Con apoyo privado y público, un grupo de campesinos colombianos liderado por mujeres transforma un escenario de empobrecimiento alimenticio y ambiental en un ejemplo de fortalecimiento nutricional y ecológico.