Por Comunicaciones

Noticia difundida por MundoAgropecuario.

A más de 300 metros sobre el nivel del mar, se encuentra la casa de Don Remberto Hernández Méndez, en la cima de una de las montañas de la comunidad El Guacimal, del municipio San Francisco del Norte, Chinandega, Nicaragua. El ascenso no es para cualquiera. Hay que tener mucha energía, resistencia y llevar un buen paso, pues el camino es muy rocoso y a veces se torna estrecho. Al llegar a la cúspide la vista es impresionante.

Casado y con siete hijos, Don Remberto es un líder en su comunidad y promotor del método de cultivo biointensivo desde hace 3 años.

Su huerto está a unos 100 metros de la puerta de su casa, las 6 camas (bancales) que tienen entre nueve o dieciséis metros cuadrados, fueron establecidas sobre laderas con pendientes de más del40 %que conduce a un barranco. Ahora en su quinto ciclo productivo tiene cultivado yuca, zanahoria, cebolla, chiltoma, sandía, remolacha, maíz y apio.

Confiesa que al principio no miraba rentable este tipo de método, sobre todo porque demanda la siembra de cultivos de carbono (sorgo, maíz), lo que consideraba innecesario por el trabajo que demanda cada cama. Luego del primer ciclo productivo en el 2017, se dio cuenta que estaba errado.

“Al principio me peleaba con el técnico (Eduardo Quintero, promotor biointensivista de Amigos de la Tierra). Una vez le dije cómo es posible que me voy a matar haciendo estas camas con tanto sacrificio, para sembrar más maíz, cuando lo que realmente quiero sembrar es tomate, chiltoma, el alimento de mi casa. Esa vez me sentí molesto, pero al final me di cuenta que era muy importante trabajar con el 60 – 30 – 10 (formula de la sustentabilidad, según John Jeavons creador del método).

Yobeydi Espinoza Rivera, de la comunidad del Ubuto en San Francisco del Norte, es otra productora biointensivista igual que Don Remberto. Comenzó con tres camas en su huertofamiliar y ahora tiene cuatro.

Al igual que a Hernández, la primera vez no le fue muy bien con el biointensivo, “quizás porque la tierra no estaba bien preparada”. En el siguiente ciclo le puso más composta, lo trabajó con toda la familia y el resultado fue de una buena cosecha.

Escuelas de Campo para aprender el Método Biointensivo

Espinoza cuenta que cuando preparó la tierra le salió barrosa y tuvo que aplicarle arena, técnica que aprendió en los talleres y las prácticas con las Escuelas de Campo (ECA).

Según Guillermo Páiz, Técnico Biointensivista de Amigos de la Tierra, han realizado10 ECAsobre el método de cultivo biointensivo, beneficiando a más de 60productores y 8 estudiantesuniversitarios (34% mujeres), provenientes de 16 comunidades de los municipios de Villanueva, Somotillo, Cinco Pinos y San Francisco del Norte.

Hasta el primer trimestre del 2019, con el apoyo del Proyecto Biointensivo financiado por FONTAGRO, 57 productores (21 mujeres)han establecido su huerto biointensivo en las comunidades de El Espino, El Cerro, El Jícaro, El Zacatón, El Carrizal, Guayabilla, Guacimal, Nancital1, El Portillo, Barrio Silvio Mayorga, Barrio Santa Rosa, El Caimito, Santa Teresa y El Ubuto. Más del 60% de los campesinos han hecho análisis de suelo y aplicado enmiendas minerales para mejorar las estructuras físicas y químicas de los suelos, lo que produce una mejora en la calidad y resistencia de los cultivos y cosechas.

En los primeros ciclos Hernández logró cultivar y cosechar camote, tomate, chiltoma, quequisque, ajo, lechuga, repollo, rábano, berenjena, zanahoria, papa. Atrás dejó el monocultivo de ajonjolí, frijol alacin, frijol rojo, sandía, ayote y pipián.

“El proyecto nos ha dado muchos beneficios. Primeramente, la sabiduría de cómo hacer el método, ahora los gastos son menos en la familia y nos han dado herramientas como pala, piocha, barra, regaderas, cucharas, carretillas, alambre, hasta un sistema de riego”, detalló con emoción Don Remberto.

Sin agua no podemos cultivar

Chinandega enfrenta serios problemas de agua, los pozos artesianos se secan y lasfuentes superficiales disminuyen año con año, producto de la alta variabilidad climática que provoca déficit de lluvias y altera el balance hídrico. Es por ello, que tecnologías como la cosecha de agua de lluvia y sistemas de riego por goteo, son las opciones que Amigos de la Tierra está facilitando a los pequeños productores del norte de Chinandega.

Ambos productores están plenamente convencidos que el método agroecológico funciona muy bien. Sin embargo, esto no sería posible sin acceso y disponibilidad de agua.

Espinoza antes regaba sus cultivos de forma manual con una regadora todos los días entre las 4 y 6 de la tarde. Ahora dispone de un sistema de micro riego con el que usa menos agua, porque sabe cuánta agua necesitan cada una de sus camas; ahorrando hasta un 70 % de agua, con respecto a otros métodos.

Una de las cosas más interesantes que Yobeydi encuentra en el método es que “esperábamos el invierno para sembrar. Con el método ahora podemos cosechar en verano, siempre que tengamos agua disponible”.

A la fecha, 35 sistemas de micro riego y 12 sistemas de cosecha de agua de lluvia han sido entregados a igual número de productores, quienesse han formado enel buen manejo de estos sistemas.

Bancos de Semillas para garantizar alimentos

A través del Proyecto Biointensivo, se han creado 7 bancos de semillas criollas en las comunidades de El Carrizal y El Espino en Cinco Pinos; Guasaule y El Caimito en Somotillo; Sector 3 en Villanueva; y El Guacimal y El Ubuto en San Francisco. Además, 26 productores guardan semilla de forma individual.

“Ahora produzco semilla y las conozco solo con verlas. No es nada difícil producir semillas y las estoy compartiendo con otros productores”, dijo Don Remberto mientras sacaba una remolacha de su huerto con un peso de 2.5 libras.

Más principios para el método biointensivo

La elaboración de la composta, la doble excavación, la asociación y rotación de cultivos, son los principios más importantes según estos productores. Don Remberto asegura que a los 8 principios del método les faltan otros que son necesarios, “hay que ponerle un poquito de amor, trabajo y empeño, esos serían tres principios necesarios para que nuestro huerto sea muy productivo”.

El Proyecto Biointensivo es financiado por FONTAGRO y ejecutado en Nicaragua por el Instituto de Promoción Humana – Somoto, Amigos de la Tierra España y la Universidad Nacional Agraria. Actualmente beneficia a 22 comunidades de San Francisco, Cinco Pinos, Somotilllo y Villanueva en el norte de Chinandega.

 

Proyecto relacionado:

Reducción de la inseguridad alimentaria y nutricional de familias rurales en comunidades del corredor seco de Nicaragua y Honduras a través de la producción familiar de alimentos nutritivos e inocuos bajo el método de cultivo biointensivo.