Por Fontagro Editor

El 9 de septiembre, se celebró la firma del Memorando de Entendimiento entre FONTAGRO y la Alianza Bioversity International -CIAT y, en ese marco, se desarrolló el “Diálogo sobre prospectiva estratégica en el desarrollo sostenible de la Agricultura en América Latina y el Caribe”.

Para iniciar, José Antonio Arana (Analista de Gestión de Conocimiento y Comunicaciones en CIAT) ofició de maestro de ceremonias, luego de proponer un minuto de silencio en honor a las víctimas del COVID – 19, presentó a los oradores del evento,

Dando comienzo al acto de celebración de la firma del Memorando de Entendimiento entre FONTAGRO y la Alianza Bioversity International -CIAT, Pedro Bustos Valdivia, Presidente de FONTAGRO, indicó la importancia de la cooperación internacional e interinstitucional frente a los desafíos que nos enfrentamos, en ese sentido dijo “La cooperación es fundamental, juntos podemos más” y agregó “La pandemia, el cambio climático y la sostenibilidad requerirán redoblar esfuerzos en investigación, innovación y desarrollo de tecnologías”. Nombró a la pandemia como un suceso que ha dejado más expuesta la desigualdad alimentaria mundial. Respecto al cambio climático dijo “en Chile llevamos 12 años consecutivos de sequía con alarmantes consecuencias”. En términos de sostenibilidad, habló del compromiso de producir alimentos para una población mundial creciente “tenemos que producir más con menos”. Concluyó su discurso refiriéndose a que “Los desafíos son muchos, esta cooperación que se firma hoy va a significar grandes aportes para la región”,

Seguidamente, Juan Lucas Restrepo, Director General de la Alianza Bioversity International-CIAT, celebró esta alianza con FONTAGRO, la cual, va en línea con las acciones de la Alianza Bioversity International-CIAT, para traccionar inversión, recursos, investigación, adicionar más soluciones para la región y fortalecer capacidades.

Como ex Director de Agrosavia, miembro de FONTAGRO, Restrepo conoce desde adentro la labor que los Institutos de Investigación realizan, por ello destaca el trabajo de FONTAGRO y sus miembros.

Luego, comentó que los desafíos que enfrentamos frente al cambio climático son una enorme oportunidad para trabajar en investigación en la región, sin límites geográficos, incorporando actores públicos y privados. “El reto va más allá de la productividad, se requieren cambios sistémicos y transformar los sistemas alimentarios”, argumentó.

Frente a la próxima Cumbre de los sistemas alimentarios de la ONU, comentó que es indispensable realinear los objetivos con la sociedad y la naturaleza. Para concluir, reflexiona “La coyuntura puede generar mayor valor y volcarlos a la ruralidad y su potencial”.

Continuando con el acto de celebración de la alianza entre ambas Instituciones, Eugenia Saini, Secretaria Ejecutiva de FONTAGRO, expresó “éste acuerdo remarca el esfuerzo que venimos haciendo hace 23 años, desde el inicio llevamos 48 proyectos, con 32 millones de dólares invertidos, con un retorno de 4 dólares por cada dólar invertido”. Saini, indicó que la región tendría que ser un área de mayor inversión y esta alianza refuerza las sinergias para potenciar la generación de conocimiento, investigación y el fortalecimiento de las capacidades. En ese sentido dijo “Hay que trabajar en red, lograr equipos de profesionales multidisciplinarios para afrontar los desafíos del cambio climático, sostenibilidad y demanda de alimentos ante una población en crecimiento, con una actitud no solo productivista, sino que apunte a la nutrición y salud para todos.

Luego, subrayó las diferentes líneas de trabajo que desarrollaron los Proyectos FONTAGRO junto a CIAT en estos 23 años, los cuales se enfocaron en alimentos que componen la canasta básica de América Latina y exportación, además nombró las líneas de mejoramiento genético de maíz, arroz y manejo integrado de plagas. En ese camino, también resaltó la capacitación de numerosos investigadores y productores y planteó el desafío de formar nuevos científicos. “La agricultura del futuro la tenemos ya, tenemos que tratar de mejorar la calidad de vida a la gente rural y urbana. Estamos muy contentos de celebrar esta alianza y ver los próximos pasos reforzando nuestro compromiso”, concluyó Saini.

 

Luego, Jesús Quintana, Director Gerente para las Américas de la Alianza Bioversity Internacional-CIAT, dijo: “Esta celebración es un ejemplo de resultados concretos”.

Continuando, advirtió “el tiempo se acaba, los efectos del cambio climático son claros y afectan de manera desigual, impactando en los más desfavorecidos. Se requiere más recursos, más innovación y ciencia”. Frente a ese contexto, Quintana remarcó cinco elementos fundamentales: investigación, porque sin ciencia no se puede avanzar, y lo que resultaba antes ya no es; información, para que los gobiernos puedan brindar soluciones con datos basados en la ciencia, inversión y alianzas. Explicó que el preludio de la Cumbre de sistemas alimentarios coincide en aspectos claves: una agricultura más eficiente, nutrición más adecuada, neutralidad de emisiones de carbono, desarrollo favorable con la naturaleza y sistemas más resilientes. Para cerrar esta primera parte del evento, Jesús Quintana expresó “Este memorándum fortalece y formaliza la alianza para impulsar sistemas alimentarios más inclusivos, promover nuevas tecnologías y desarrollo de capacidades, aportar nuevas soluciones con acciones transformadoras”.

A continuación, se desarrolló el Diálogo sobre prospectiva estratégica en el desarrollo sostenible de la Agricultura en América Latina y el Caribe, presentado por Steven Prager, Científico Principal, Alianza Bioversity Internacional – CIAT y moderado por Eugenia Saini, Secretaria Ejecutiva de FONTAGRO.

La primera panelista fue Valeria Pineiro, Coordinadora Senior IFPRI, quién se refirió a iniciativa CERES 2030, una alianza entre la Universidad de Cornell , el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD) y el IFPRI, cuyo objetivo común es eliminar hambre en el mundo para 2030, donde los pequeños productores disfruten de mayores ingresos agrícolas y productividad, en una forma que apoye los sistemas alimentarios sostenibles.

Respecto a la investigación realizada por Ceres 2030, Piñeiro resaltó “los resultados revelan que los gobiernos donantes deben gastar 14.000 millones de dólares adicionales al año en promedio hasta 2030 para acabar con el hambre, duplicar los ingresos de 545 millones de pequeños agricultores y limitar las emisiones agrícolas de conformidad con el acuerdo climático de París”. Y continuó “Esto significa duplicar la cantidad de ayuda otorgada para la seguridad alimentaria y la nutrición cada año, y también debe ir acompañada de USD 19 mil millones adicionales al año de los propios presupuestos de los países de ingresos bajos y medianos”. También explicó que el programa detectó la importancia de trabajar en forma integrada, con políticas basadas en la evidencia disponible. Advirtió sobre las brechas de género y la necesidad de adoptar prácticas sostenibles que sean rentables a los productores apalancadas con políticas sostenibles y eficientes. Para finalizar, dijo “el desafío es identificar las brechas de lo que se ha hecho y lo que está por hacer”.

A su turno, Carlos González, Investigador asociado, Alianza Bioversity Internacional -CIAT, dijo “No podemos hacer políticas públicas sin información”. En ese sentido, habló de prospectiva como un insumo fundamental para anticipar, focalizar recursos y esfuerzos para identificar e intervenir ante fenómenos ambientales y sociales con un alcance e impacto, respondiendo a necesidades regionales y, de forma anticipada, construir futuros posibles. En ese sentido dijo “la incertidumbre es muy amplia, y hay que estrechar el rango de incertidumbre con narrativas específicas, evaluar las perspectivas presentes y considerar las tendencias futuras”. También analizó las necesidades regionales, tales como, el escalamiento de los resultados a diferentes niveles geográficos, mejorar la resolución de resultados, digitalización y acceso a datos sobre variables de cultivos, adopción de resultados por las redes institucionales las agendas ambientales y agrícolas de los involucrados en las regiones.

Profundizando lo planteado por Gonzales, Juliana Almeida, Coordinadora del Clúster de Mainstream Climático, División de Cambio Climático del BID, habló del escenario climático para América Latina y Caribe para 2050, y en esa línea dijo “Bajo los 9 escenarios climáticos de futuro, se proyecta para la región cambios de temperatura entre 1°C y 3,4°C, y cambios en precipitaciones de +/- 30%”. Almeida indicó que el estudio que lleva adelante en el BID, se enfocó en los cultivos más importantes en la economía doméstica y de exportación de los países de la región. Analizaron la aptitud de los suelos y la exposición de los diferentes cultivos frente a esos escenarios de cambio climático y ver su proyección hacia 2050.

Las conclusiones indican, que algunas regiones que hoy son aptas para determinadas producciones, en el futuro pueden disminuir su aptitud siendo inviables o viceversa, teniendo un impacto significativo en los resultados económicos de los países. “Estos resultados son claves para los hacedores de políticas”, indicó.

Brindando algunas recomendaciones finales, y siendo contundente, la panelista expresó “No hay más espacio para hacer investigación sin tener en cuenta el cambio climático, es clave informar mejor y priorizar políticas, investigaciones a nivel nacional y local”. También habló del apoyo a la investigación para el desarrollo de variedades mejoradas con tolerancia a la sequía, altas temperaturas, menos susceptibles a plagas y enfermedades. Incrementar la gestión y el uso sostenible del agua, recuperación de tierras degradadas y evitar la deforestación, implementar tecnologías y prácticas que contribuyan a incrementar la productividad y reducir la vulnerabilidad. Como reflexión final dijo “La agricultura de América Latina y Caribe es muy diversa y heterogénea. El cambio climático es abordado por distintas organizaciones como nosotros. La investigación y desarrollo es clave para ayudar al productor y colaborar en la adaptación y mitigación. La evidencia empírica es clave y va a sobrevivir el país que esté mejor preparado”.

 

 

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Sobre FONTAGRO

FONTAGRO se creó en 1998 con el propósito de promover el incremento de la competitividad del sector agroalimentario, asegurando el manejo sostenible de los recursos naturales y la reducción de la pobreza en la región. El objetivo de FONTAGRO es establecerse como un mecanismo de financiamiento sostenible para el desarrollo de tecnología e innovaciones agropecuaria en América Latina y el Caribe y España, e instituir un foro para la discusión de temas prioritarios de innovación tecnológica. Los países miembros son: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En los últimos 25 años se han cofinanciado 195 plataformas regionales de innovación agropecuaria por un monto de US$139.7 millones, que ha alcanzado a 1809 instituciones y 35 países a nivel mundial.