Por fontagro
Contexto y objetivos

La popularidad del consumo de arroz en América Latina y el Caribe enmascara los retos y limitaciones de su producción, en particular en la franja tropical de la región. Estos retos se derivan de la estructura económica del cultivo (subsidios, precios fijos), ambientales (cambio climático, uso del agua y agroquímicos), baja productividad y estructura social (dominio de pequeños productores). En este contexto a los países del trópico les es difícil competir con la alta productividad del arroz lograda en el Cono Sur o Norteamérica. Los productores lo hacen o lo intentan dada la importancia del arroz en su dieta diaria y como elemento clave en la seguridad alimentaria de sus familias.

El sistema se originó en Madagascar y ha sido evaluado o validado en unos 50 países y fortalecido por las investigaciones que lleva a cabo, entre otros, la universidad de Cornell en varios de estos países. Algunos de sus fundamentos incluyen un menor uso de semilla y mayores distancias de siembra (lo cual resulta en el fortalecimiento del sistema radicular), menor uso de insumos y la utilización de riego intermitente en lugar de riego por inundación. La presente iniciativa, financiada por FONTAGRO y el FMAN se propuso validar el SICA en Panamá, Costa Rica y Nicaragua con miras a reducir la vulnerabilidad de los pequeños productores mediante innovaciones tecnológicas y plataformas de colaboración.

Solución propuesta

El sistema SICA con las adaptaciones necesarias, puede constituye una alternativa de interés considerando sus ventajas relacionadas con menor uso de insumos, ahorro en el uso del agua y mejores rendimientos.

La modalidad utilizada en el proyecto fue la versión orgánica con el propósito de proteger la salud del suelo y la flora benéfica. En Panamá, se compararon parcelas SRI con trasplante convencional y en Costa Rica y Nicaragua parcelas SRI con siembra tradicional conocida como “espeque” o “chuzo”. Las parcelas SRI recibieron abonos orgánicos al momento de nivelación del terreno. El trasplante se realizó con plántulas entre 8 a 10 días después de la germinación, colocando una cada 25 centímetro entre plantas y 25 centímetros entre surcos. Para el manejo del agua, se utilizó el sistema de riego intermitente.

El componente de socialización y capacitación incluyó Escuelas de Campo (ECA) y talleres participativos con técnicas grupales como mapas parlantes, sondeos, lluvia de ideas y diagnósticos rápidos.

 

Resultados

La investigación muestra claramente el potencial del SICA, en particular la posibilidad de adaptar o adoptar elementos particulares del sistema dependiendo de las condiciones ecológicas y socioeconómicas de cada localidad. Entre los resultados destacan la activación de plataformas de colaboración en los tres países; la capacitación de 10 técnicos en el diseño y análisis de línea base; un 45.6 % y 42.8% de incremento en rendimientos en Costa Rica y Nicaragua y un aumento en la eficiencia del uso del agua del 17% y 52 % en Panamá y Nicaragua. Resalta además el buen comportamiento del cultivo en las parcelas SRI con relación al ataque de enfermedades al follaje, panículas y granos, considerando que no se le aplicaron productos de síntesis química.

Los resultados también apuntan a la necesidad de una evaluación de mayor alcance del sistema en diferentes condiciones ecológicas y socioecónomicas y sugieren que la mecanización de algunos de los procesos (transplante, deshierbe, por ejemplo), pueden resultar en una mayor eficiciencia y productividad y adaptarse a productores de mediana escala.

 

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Sobre FONTAGRO

FONTAGRO se creó 1998 con el propósito de promover el incremento de la competitividad del sector agroalimentario, asegurando el manejo sostenible de los recursos naturales y la reducción de la pobreza en la región. El objetivo de FONTAGRO es establecerse como un mecanismo de financiamiento sostenible para el desarrollo de tecnología agropecuaria en América Latina y el Caribe, e instituir un foro para la discusión de temas prioritarios de innovación tecnológica. Los países miembros son: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En los últimos 21 años se han cofinanciado 144 plataformas regionales de innovación agropecuaria por un monto de US$112 millones, que ha alcanzado a 230 instituciones y 29 países a nivel mundial

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